Page 56 - REVISTA AD MAESTRO - Septiembre de 2018
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Tarazona, 2004). Una vez más, la tara   de talentosos músicos que aprendieron a
                               de la discriminación que ha marcado la   tocar charango escuchando sus grabacio-
                               vida republicana de nuestro país asoma   nes y recitales.
                               en una de sus expresiones más lamen-
                               tables: la negación de un genuino moti-  EL LEGADO DE JAIME GUARDIA
                               vo de orgullo y su posterior utilización
                               para fines políticos o para aparentar     “Jaime Guardia se ha llevado una tradi-
                               una actitud diferente.                 ción a la eternidad. Para mí es un ejemplo
                                  Los sonidos brillantes y agudos del   claro de la simbiosis del toque tradicional, la
                               charango conquistaron Lima recién en   cosmovisión de su instrumento y su propia
                               la década de los años cincuenta, como   inventiva. Felizmente, tenemos su música
                               parte del proceso migratorio del cam-  presente para hacerle honor a sus enseñan-
                               po a la ciudad. Entre toda esa pléyade   zas”, nos dice Chano Díaz Límaco, un joven
                               de artistas destacó La Lira Paucina,   músico ayacuchano de amplia trayectoria
                               conjunto que llegó desde Pauza (Páu-   en la escena del folclore peruano y con seria
                               car del Sara Sara, Ayacucho), a cantar   proyección internacional. Ya sea como solis-
                               sus melancólicos huaynos y quejum-     ta, como integrante de la banda de rock-fu-
                               brosas mulizas, pero también sus ale-  sión El Polen o con su proyecto Bolero Blues
                               gres carnavales. El trío lo conformaban   Project, Chano se declara heredero de una
                                                                      tradición que le viene de familia. “Mi abuelo
                                                                      fue fundador de la Estudiantina Municipal
                                                                      de Ayacucho. Los instrumentos y las vesti-
                                                                      mentas se guardaban en la casa. En las jara-
                                                                      nas esperábamos los más jóvenes la oportu-
                                                                      nidad de tocar con los mayores cuando se
                                                                      cansaban”.
                                                                         Ricardo Silva tiene ya cuatro décadas
                                                                      tocando el charango, desde que sus padres
                                                                      le regalaron uno en 1976 por haber ingre-
                                                                      sado a la universidad. El músico y produc-
                                                                      tor también guarda especial respeto por
                                                                      la figura de Guardia, a quien el periodista
                                                                      Enrique  Planas describió acertadamente
                                                                      como “un gigante hurgando en el corazón
                                                                      de  una  muñeca”  por su  forma  de  acari-
                                                                      ciar las cuerdas del pequeño instrumento:
                                                                      “Crecí escuchando a La Lira Paucina, en la
                                                                      adolescencia quedé maravillado con su es-
                                                                      tilo”. Silva ha introducido el charango en
                                                                      ensambles de rock como Del Pueblo Del
                              Jacinto Pebe, Luis Nakayama (guitarras) y   Barrio, que fundó junto a Piero Bustos a
                              Jaime Guardia (charango). Este último se   inicios de los ochenta; y jazz como Wayru-
                              convirtió  en  el  más  grande  charanguista   ro, del pianista José Luis Madueño. Actual-
                              del Perú, un maestro que refinó la técnica   mente organiza el Festival de Música Nati-
                              de rasgueo y digitación del instrumento   va que se desarrolla en Ayacucho y Cusco.
                              y desarrolló una carrera musical caracte-  Por su parte, el charanguista y luthier
                              rizada por una irrompible fidelidad a las   Jesús Alvarado Gutiérrez (Parinacochas,
                              formas originales de la música folclórica   Ayacucho, 1946) es toda una institución del
                              nacional, conservándolas incluso en tiem-  charango peruano, con más de cinco déca-
                              pos en que las tendencias de fusión y mo-  das construyendo instrumentos de cuerda
                              dernización invadieron géneros como el   y tocándolos en escenarios de todo el Perú.
                              huayno, desnaturalizándolo. Esto le hizo   A sus 72 años, aun trabaja en su casa/taller
                              ganar respeto y admiración a lo largo y an-  de Villa El Salvador, a la antigua, a pulso, sin
                              cho del país. Don Jaime se mantuvo sobre   máquinas. “Nosotros desarrollamos un esti-
                              los escenarios más de cincuenta años de   lo para tocar que ya nadie puede reprodu-
                              forma ininterrumpida hasta su retiro en   cir. Nos han tratado de imitar pero no sale
                              2016 por razones de salud. Hace apenas   igual”, nos comenta don Jesús, quien zanja
                              unos meses, en julio de este año, Jaime   de inmediato la cuestión sobre la naciona-
                              Guardia falleció a los 85 años de edad pero   lidad del charango con voz firme: “No hay
                              dejó su legado en una nueva generación   dudas. El charango es peruano”.

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